NUESTRA VOZ - Poder decir adiós, es crecer
Decir adiós constantemente a gente debido a la inmigración, es una experiencia que muchos de nosotros compartimos. Aunque pueda parecer una situación desafiante, podemos descubrir aspectos positivos en estas transiciones.
Desde que dejé mi país natal, he enfrentado numerosas despedidas. La primera y quizás la más difícil de todas, fue en el aeropuerto, cuando me separé de mi familia. En ese momento creía que sería un “voy y vuelvo”, pero con el tiempo, esa despedida se convirtió en algo más permanente. Cinco años después, finalmente tuve la oportunidad de reencontrarme con ellos, y sé que muchos de ustedes han pasado por escenarios similares.
La vida de un inmigrante está marcada por cambios constantes. Cada cierto tiempo hemos tenido que asistir a fiestas para abrazar por última vez, y a veces llorar, a amigos que regresan a sus países de origen, o que comienzan una nueva aventura lejos de Nueva Zelanda, y así enfrentar solos ese vacío que nos dejan. O tal vez, son ustedes los que están en constante movimiento, diciendo adiós una y otra vez a medida que siguen su viaje.
No quiero pensar que me he vuelto insensible a estas despedidas. Más bien, con el tiempo, he aprendido a lidiar con ellas de una manera diferente. Aunque seguirá doliendo, he descubierto que debemos aceptar que serán siempre parte de nuestras vivencias como inmigrantes. Eso nos entrega fortaleza emocional y la capacidad de enfrentar otro tipo de retos desde otra mirada.
Decir adiós múltiples veces a amigos, amores y familiares, todo debido a la migración, puede ser desafiante. Pero, por otra parte, es una bendición tener la oportunidad de conocer a tanta gente que aporta riqueza a nuestras vidas, aunque sea por un período determinado. Podemos enfocarnos en lo que vivimos con estas personas y en lo que nos entregaron durante su estancia, en el cariño que recibimos y que dimos de regreso.
Aprender a tomar estas despedidas desde un punto de vista más positivo es la mejor forma de afrontarlas. Abrirse a la oportunidad de conocer gente sin pensar en que se van a ir y aprender a valorar más el presente, nos permitirá crear hermosos lazos, algunos que pueden durar para toda la vida.
Tengo amigos que conocí mientras viajaba y que no he visto en años. A pesar de la distancia, nuestras conexiones siguen siendo fuertes gracias a la tecnología y las redes sociales. Podemos seguir sus vidas, saber en qué países se encuentran y cómo ha sido el reencuentro con sus seres queridos. Estamos lejos, pero al mismo tiempo, estamos muy cerca.
Cada persona que se cruza en nuestro camino nos enriquece, nos brinda experiencias únicas y fomenta nuestro crecimiento como individuos. En última instancia, estas despedidas, aunque sean tristes, contribuyen y son parte esencial de nuestra historia como inmigrantes.
Decir adiós puede ser duro, pero también nos hace más fuertes. Como dice la canción del gran músico argentino Gustavo Cerati, nos hace crecer. Y qué razón tenía.
English translation:
Being able to decide later, write
Deciding to constantly say goodbye to us due to immigration is an experience that many of us share. Even though it may seem like a challenging situation, we can discover positive aspects in these transitions.
Since leaving my home country, I have faced numerous goodbyes. The first and perhaps hardest of all, I went to the airport, when I was separated from my family. At that moment, I believed it would be a “voyage and return”, but with time, this farewell became something more permanent. Five years later, I finally had the opportunity to meet them again, and even though many of us had gone through similar scenarios.
The life of an immigrant is marked by constant changes. Every certain time we have to attend parties to hug one last time, and sometimes cry, to friends who return to their countries of origin, which begins a new adventure near New Zealand, and thus face this void that leaves us. Or perhaps, we are aware of those who are in constant movement, saying again and again as they continue their journey.
I don't want to think that I am insensitive to these goodbyes. But, over time, I learned to deal with them in a different way. Although it will continue to be painful, I discovered that we must accept that we will always be part of our experiences as immigrants. This gives us emotional strength and the ability to face other types of challenges from another perspective.
Deciding to say goodbye multiple times to friends, loves and family, all due to migration, can be challenging. But, on the other hand, it is a blessing to have the opportunity to meet so many people who bring wealth to our lives, even for a specific period. We can focus on what we experienced with these people and what they gave us during their stay, on the love we received and what we gave back.
Learning to take these goodbyes from a more positive point of view is the best way to face them. Opening up to the opportunity to meet people without thinking about what they are going to do and learning to value the present more, will allow us to create beautiful memories, ones that can last a lifetime.
I have friends that I met while traveling and that I haven't seen in years. Despite the distance, our connections continue to be strong thanks to technology and social networks. We can follow their lives, know which countries they are in and how the reunion with their loved ones has been. We are quiet, but at the same time, we are very close.
Each person that crosses our path enriches us, offers us unique experiences and encourages our growth as individuals. Ultimately, these goodbyes, although sad, contribute and are an essential part of our history as immigrants.
Deciding later can be hard, but it also makes us stronger. As the song of the great Argentine musician Gustavo Cerati says, it makes us grow. And what reason did you have.