Nuestra Voz - La soledad de la migración
Me ha llamado mucho la atención la cantidad de mensajes online que he visto en las últimas semanas sobre gente buscando amigos o compañeros para hacer actividades, de gente que se siente sola y no sabe cómo enfrentar algún problema y acude a las redes sociales en busca de un consejo y de conexión con alguien de la comunidad.
La soledad se ha vuelto común en estos tiempos, especialmente después de la pandemia cuando muchos se vieron forzados a enfrentarla como parte de su rutina diaria. Sin embargo, para los inmigrantes, esta sensación parece ser aún más intensa, debido a los cambios que enfrentamos al alejamos de nuestras raíces.
La soledad del inmigrante no se limita a lo físico; también se manifiesta en la desconexión emocional y cultural. Cuando nos movemos, no sólo dejamos atrás a nuestras familias y amigos, sino también el sistema de apoyo social con el que contábamos.
Al establecernos en un nuevo país empezamos inmediatamente un proceso de adaptación y se vuelve común enfrentar diferencias culturales, buscar un sentido de pertenencia, luchar contra la barrera idiomática y sentirnos extraños en un nuevo lugar. Son bastantes etapas que debemos entender, por eso no hay que ser duro con uno mismo, ya que es todo parte de esta forma de vivir que elegimos.
Muchas veces la soledad se profundiza más aún por la nostalgia, la dificultad de establecer conexiones trascendentes y por sentir invisibilidad social al tratar de integrarnos en una colectividad muy diferente y a veces hostil, lo que puede producir sentimientos de aislamiento y alienación interna.
No obstante, de esta soledad de la migración también nace una oportunidad para el crecimiento personal. Nos abre un espacio para la exploración sobre quiénes somos, nuestros valores y aspiraciones, muy lejos de las expectativas y presiones familiares y sociales de nuestro lugar de origen. Es como tener la oportunidad de descubrir algo en nosotros, que quizás nunca habríamos encontrado quedándonos donde estábamos.
Qué ironía sentir que es un sentimiento compartido por millones de personas en el mundo. Muchas veces podemos encontrar consuelo comunicando nuestra experiencia en las redes sociales y a través de la comunidad donde pertenecemos.
Por eso, valoremos también lo importante de acercamos a grupos que nos hagan sentir más cómodos y así enfrentar estos cambios que son constantes en nuestra vida de inmigrantes.
La comunidad latina en Queenstown es grande y está llena de gente solidaria y amistosa. El Festival de Integración Kiwi/Latina recién pasado nos mostró una vez más cuánto queremos compartir y sentir que pertenecemos. Unámonos aún más, ayudémonos y sobre todo acompañémonos.
Y en última instancia, es a través de la aceptación y la comprensión de esta soledad que los inmigrantes podemos encontrar un nuevo sentido de hogar en el mundo.
No olviden que mi email está abierto si desean compartir experiencias, ideas, historias o buscar algún tipo de ayuda.
Translation:
The Loneliness of Migration
I've been struck by the amount of online messages I've seen in recent weeks from people seeking friends or companions for activities, from people who feel lonely and don't know how to face a problem, turning to social media in search of advice and connection with someone from the community.
Loneliness has become common in these times, especially after the pandemic when many were forced to confront it as part of their daily routine. However, for immigrants, this feeling seems even more intense due to the changes we face when we distance ourselves from our roots.
The loneliness of the immigrant is not limited to the physical; it also manifests in emotional and cultural disconnection. When we move, we not only leave behind our families and friends, but also the social support system we relied on.
Upon settling in a new country, we immediately begin a process of adaptation, facing cultural differences, seeking a sense of belonging, struggling with language barriers, and feeling like strangers in a new place. These are stages we must understand, so we shouldn't be hard on ourselves, as it's all part of the way of life we chose.
Often, loneliness deepens further due to nostalgia, the difficulty of establishing meaningful connections, and feeling socially invisible when trying to integrate into a very different, and sometimes hostile, community, which can lead to feelings of isolation and internal alienation.
However, from this loneliness of migration also arises an opportunity for personal growth. It opens up a space for exploration of who we are, our values, and aspirations, far from the expectations and social pressures of our place of origin. It's like having the chance to discover something within ourselves that we might never have found by staying where we were.
It's ironic to feel that this is a sentiment shared by millions of people around the world. Often, we can find comfort by sharing our experience on social media and through the community to which we belong.
Therefore, let's also value the importance of approaching groups that make us feel more comfortable and thus face these constant changes in our immigrant lives.
The Latino community in Queenstown is large and full of supportive and friendly people. The recent Kiwi/Latino Integration Festival once again showed us how much we want to share and feel that we belong. Let's unite even more, let's help each other, and above all, let's accompany each other.
And ultimately, it is through acceptance and understanding of this loneliness that immigrants can find a new sense of home in the world.
- Don't forget that my email is open if you want to share experiences, ideas, stories, or seek any kind of help.